Apuntes para el origen de las fallas
Rafael Solaz
Hasta ahora la teoría más divulgada del origen de las fallas con ninots gira en torno al estai o parot, aquel artificio que se utilizaba en las carpinterías para sujeción de los crisoles que, cuando pasaba el invierno, era sustituido por uno nuevo y echado a la hoguera junto a las virutas del propio taller. Y se dice de la participación dels fusters y su costumbre de realizar fallas la víspera de su patrón Sant Josep, incorporando ropas viejas al parot y surgiendo así el ridículo ninot. Esta aseveración parte del último tercio del siglo XIX y no tiene ningún fundamento histórico. Más bien parece una leyenda en el afán de explicar de una manera romántica cuando las fallas pasaron de ser simples hogueras a tener añadidos elementos decorativos o figuras.
No hay documentación histórica ni apoyo riguroso que permita sostener esta tesis popular. No obstante, la participación de los carpinteros fue directa por su relación con la materia combustible, la madera, y también por la coincidencia de la celebración festiva a su santo patrón, Sant Josep.
En relación con los fuegos de València diversas crónicas de los siglos XIV al XVII detallaron fiestas y actos conmemorativos en los que la presencia de fallas (hogueras) y luminarias se convertían en elementos imprescindibles. En todo festejo que se preciara se encendían por las noches hachas, antorchas y hogueras que proporcionaban a la ciudad una imagen radiante, destacando los edificios, como lámparas que iluminaban toda la urbe. Era sin duda un signo elocuente de festejo o acontecimiento extraordinario, una forma de convertir la noche en día, la ciudad vestida de luz para la fiesta, para la celebración de diversos acontecimientos.
En el siglo XIV ya se tienen noticias sobre la presencia de alimaras o “fallas” (hogueras) en diversos puntos altos de la ciudad, como eran las torres de las iglesias o las terrazas de los edificios. Unos años antes de la construcción del Micalet se instalaban en el cimborio de la Seo y en las torres de la Casa del Consell. En 1404 se colocaron luminarias sobre las recién construidas torres dels Serrans y en 1413 sobre el torreón de la puerta de Sant Vicent. En 1438 se encienden, por primera vez, este tipo de fuegos en el campanar nou de la Sèu (Micalet), cuando se mandó por un pregón que se fasen alimares per tot arreu a la fí de donar alegría al poble con motivo de conmemorar el segundo centenario de la entrada del rey En Jaume, según recoge el Manual de Consells de dicho año.
También aparece la palabra “falla” y “falles” para citar a la hoguera. Dos ejemplos en sendas obras bien conocidas: Joanot Martonell, en su universal novela Tirant lo Blanc (1490), habla de falles enceses de foc cremant les potències de la natura. Jaume Roig, en su “Spill” Llibre de les dones o Llibre de consells (1531), cita: fonch foch les falles o al cap sens falla/ bel am sentí.
Queremos acabar estos apuntes incompletos dando a conocer un manuscrito del siglo XVII en el que con motivo de las fiestas por la victoria ante el Turco (sic) se cita la palabra falla u hoguera como elemento de celebración festiva: en el mes de diciembre de 1683 (…) hubo en Valencia muchas fallas eo ogueras que parecía que se ardía y quemaba Valencia…
Sobre el verdadero origen de las fallas queda mucho por investigar.
Imágenes cortesía de Rafael Solaz.