¿La conocéis? Hablo de esa macrocena justo antes de la Cridà en la Feria de Muestras que se viene celebrando con gran éxito de asistentes desde hace unos años a pesar de su elevado precio y que siempre acaba igual, con un cabreo enorme por el mal servicio recibido y con una imagen de algunos deplorable haciendo botellón debajo de las mesas, para ahorrarse unos euros. Luego critican que son los que entran más tarde los que se desfasan y no guardan las formas, cuando yo mismo he visto con mis ojos como sacaban de debajo de las mesas las bolsas del Merca…las mismas señoritas que luego van rajando de que traje lleva aquella tan horrible o de que si menganita lleva el peinado hecho un moñigo.
Todos sabemos que la gala tiene mucho que mejorar pero debemos ser los asistentes los que pongamos de nuestra parte para que vuelva a ser una verdadera gala llena de germanor y no un desmadre de película americana. No entiendo como teniendo la posibilidad de disfrutar de una gran orquesta como la que tendremos este año, la gente se apelotona a la entrada de los servicios, debe ser que les ‘pone’ el ruido de las cisternas.
Ahora viene el apunte; se dice en el pleno de Junta que nadie podrá entrar después de la gala, como ha ocurrido siempre para evitar la saturación del local y cuando se cierra el plazo de venta de entradas, se cambia de idea y se dice lo contrario.
No me parece mal que se pague por acceder al local pero la estrategia de marketing para asegurarse la venta de las entradas es a mi parecer un tanto cuestionable. El miedo a que no acudiera el personal por el precio de la cena era evidente. Primero decimos que no y así nos aseguramos que la gente se rasque el bolsillo para la cena y luego con el objetivo cumplido, dejamos acceder al recinto a todo el mundo por un módico precio de 10 euritos.
Estoy seguro que alguien se beneficiará de todo esto. Ha pasado antes, ahora y pasará siempre. Lo que nunca cambia es que los verdaderos promotores de la fiesta, los propios falleros somos los principales perjudicados en beneficio del sector de la hostelería. Quizás sea hora de volver a hacer pinya en los casales y bajarse los tupper’s de casa y hacer gasto en el casal, en vez de consumir tanto en esos mismos bares que nos atacan. Por último, el domingo en la Cridà, dejen el mal rollo en casa y tengamos un comienzo de fiesta sin sobresaltos. De nosotros depende.
Sito Sanchis