«Las comisiones y artistas somos dos y estamos obligados a entendernos sí o sí»

«cuando la gente va al museo fallero o la ciudad fallera va a ver “ninots”. Pero cuando dices que vas al IVAM o al Guggenheim es otra cosa»

 

El calor aún dominaba la ciudad. También el calor estaba en las noticias que llegaban de artistas y gremios. Tiempos de plantarse, dar un golpe en la mesa y hablar de problemas, y sobre todo de soluciones. La tarde cálida hizo que la entrevista, la segunda que publicamos en DON FALLERET de este artista, fuera amena y directa.

Ángel Navarro es un artista hecho a sí mismo, de dilatada trayectoria y que estos últimos años ha podido competir en sección especial con sus fallas infantiles para la comisión de la Falla Zapadores- Vicente Lleó. Sus comentarios sobre la situación del artista fallero, el oficio, ha sido y es un referente para todo sus compañeros.

Tras pedirnos tres consunciones, un cortado para él, un refresco de té para mi y un bombón para Sento que nos acompaña para las fotos, comenzamos:

JM – Ángel, ¿Catorce es la solución? 

AN – Es un inicio a una solución global creo yo. Está claro que los catorce metros no va a ser la panacea, ni lo que lo va a solucionar todo, pero es un inicio. Si después de los catorce metros vienen otras decisiones consensuadas y otras medidas que puedan ayudar a que esto sea  sostenible yo creo que sí, que es un buen inicio.

JM – Muchos falleros no entienden lo que está pasando. La público en general, te puedo asegurar, que no tienen ni idea de lo que realmente ocurre y tampoco entiende el porqué. ¿Cómo le hacemos entender a la ciudadanía en general, al fallero de a pie, que el oficio de artista fallero es mucho más importante de lo que parece y necesita una ayuda?

AN – Yo creo que lo primero que se tiene que hacer es, más que concienciar a la gente de que la falla es el elemento principal de la fiesta y sobre ello gira todo lo demás, hay que intentar también que entiendan y sobre todo que conozcan cual es el proceso de una falla. Se ha dicho veinte mil veces lo de pisar talleres, pero es que al final creo que va a ser la única manera un poco de que la gente vea el proceso, la cantidad de trabajo que lleva, la cantidad de horas, los materiales que se gastan, la cantidad de gente que está en los talleres trabajando que eso supone pues sueldos, seguros sociales, unas legalidades que hoy en día cada vez cuesta más llevar a cabo.

JM – Es un primer paso, os ponéis de acuerdo ¿Llegaréis con ese acuerdo a las fallas 2020? ¿Se plantará con esa decisión?

AN – Yo tengo la esperanza de que sí, que hay que ser positivos y pensar que sí. El que a lo mejor se eche para atrás y siga un poco con la dinámica de hacer más de lo que le están pagando o hacer volumen excesivo para los precios que se manejan… yo lo respeto, cada un es muy libre, pero sí que es verdad como aquel, como se suele decir: quien por fumar muera, que nadie le llore. Realmente yo creo que el 90% de la situación que tenemos los artistas es culpa nuestra. Porque nunca hemos hecho realmente, nunca hemos trabajado arreglo a los precios que nos han pagado; el ego; la obsesión por los primeros premios y por estar ahí arriba… nos ha llevado a esta situación. Realmente cuando llegas ahí arriba no es tan bonito, ni la recompensa es tan buena, ni tan importante. Entonces yo tengo esperanzas de que sí, que la gente siga a rueda de esto.

JM – ¿Qué necesitaría el oficio? ¿Cómo debería de regularse? ¿Qué acciones, a parte de marcar una reducción de tamaño y de volúmenes, se podría hacer para mantener sobre todo el esplendor de la fiesta?

AN – Mira, yo esto es una cosa que lo he repetido mil veces y mucha gente siempre me lo discute, pero lo que está claro es que no se le pueden poner puertas al campo. Partamos de la base de que estamos hablando de un sector de trabajo que va desde Benicarló hasta Alicante. Lo que hacemos lo hacemos lo hacemos solamente aquí, en la Comunidad. Hoy por hoy no se hacen fallas en Galicia, en Madrid, en Francia, en Bélgica… o sea es un mercado muy reducido. Partiendo de la base que los clientes son los mismos todos los años, con los presupuestos prácticamente similares y que cada vez hay más oferta de artistas… yo creo que eso habría que regularlo. Yo no hablo de prohibir que gente que quiera hacer fallas o se quiera dedicar a esto no pueda hacerlas, pero si con una regulación. Yo siempre pongo el mismo ejemplo: hubo una época en la que se dejaron de dar licencias de taxi ¿por qué? Porque habían más taxis que demanda y eso al final lo que hace también es reventar el mercado. Yo respeto la ley de libre mercado, pero sí que es verdad que un sector como el nuestro tan reducido pues se podría mirar de coger y según haya gente que se vaya retirando o  cerrando talleres o se vaya jubilando que vaya entrando gente nueva que se quiera dedicar a esto. Yo no estoy en contra de que hay gente nueva, tiene que haber un relevo si no el oficio morirá. De aquí a treinta o cuarenta años a lo mejor la gente que ahora está empezando cuando se canse o cuando realmente diga “oye, esto es realmente insostenible” lo dejaría. Pero tiene que haber un relevo, pero un relevo con conocimiento. Lo que no podemos hacer es cada vez más gente haciendo fallas, los clientes que puede salir una falla nueva al año que se le concederá la autorización en Junta para que pueda plantar… eso habría que mirarlo.

JM – El oficio de artista fallero es como el artista del Renacimiento, al final tenéis que conocer muchos oficios para poder componer una obra como una falla que se planta en marzo. Pero sin embargo se habla de sobrecostes cuando se habla de diseñadores, dibujantes etc.… que van complementando a los talleres. ¿Es cierto? ¿Es mentira?

AN – Yo pienso que sí. Toda la vida han habido diseñadores, que a lo mejor no estaban tan en primera plana como ahora y ha habido especialistas, gente que se dedicaba exclusivamente a maquetar, a modelar o a pintar. El problema viene cuando van pasando los años, van pasando las décadas, los presupuestos no suben al ritmo que sube la vida y nosotros desde nuestro sector nos empeñamos en cada vez con los mismo presupuestos meternos a especialistas. Y más especialistas y mucho más cualificados quizás que los de antes, por lo menos con más medios y con unos precios y unas tarifas que, no digo que sean caros, pero sí que son insostenibles realmente para nuestro sector. Pero nosotros nos empeñamos, ¿por qué? Porque nos hemos metido en esa espiral loca del diseñador, el de la maqueta, el del 3D… de hecho los talleres se han modernizado. De veinte años para acá raro es el taller que no tiene una máquina de corte, una fresadora, todo el mundo modela en 3D. Ha habido un avance tecnológico, pero lo hemos aplicado con unos presupuestos de hace como aquel que dice veinte años. Con lo cual, si tú tienes un sueldo de hace veinte años, no te puedes comprar un Ferrari. O sea, me explico, a mi me parece bien todas las aportaciones externas que podamos hacer trabajos mejores, pero uno tiene que ser consciente de si realmente con los precios que trabaja puede asumirlo. El problema viene que cuando el propio mercado te obliga a ello, porque gente que no lo pueda hacer económicamente si que se está metiendo en ese embolao, es cuando nos ahogamos todos. Si tú tienes presupuestos para digamos solucionarte tú la papeleta no puedes llamar a un diseñador y a alguien que te haga un 3D y a una fresadora y luego hacer un grupo de exposición que vale casi más que lo que es la falla… ahí viene un poco el ahogamiento.

JM – ¿Podría ser una solución que el concurso de falla, en este caso en Valencia gestionado por JCF, marcara unos precios mínimos obligatorios para cada comisión fallera?

AN – Hombre quizás, a lo mejor no sería la solución a todo pero sí que es verdad que a lo mejor lo que conseguiría eso es marcar, o sea, respetar un poco lo que es la falla en sí. Que no cualquier cantidad valiera para hacer una falla. O sea se están haciendo lotes de falla grande e infantil por 8000 euros. Que sí, que está claro, que si no tienes más pues… Pero creo que se deberían de marcar unos mínimos, por lo menos para dignificar un poco tanto la fiesta como la profesión Yo sí que lo veo una medida que ayudaría, no sería la solución completa pero si.

JM – Y el cliente que es la comisión o el presidente o la presidenta ¿siempre tiene la razón o no tiene la razón siempre? 

AN – Como bien dice el dicho: el cliente tiene siempre la razón. Pero bueno no, la verdad es que no y nosotros tampoco tenemos la verdad absoluta los artistas… pero no, yo creo que no.

JM – En tu caso ¿te sientes apoyado por tus comisiones?

AN – Yo tengo que decir que la mayoría de veces sí, la mayoría de veces.

JM – Es importante cuidar al artista, ¿no? 

AN – Sí yo estoy orgulloso de haber conseguido eso porque te da la sensación de que has hecho bien las cosas. Ya no solamente el trabajar bien si no educar a las comisiones y el explicarles las cosas y el porqué. Entonces esto es como todo, siempre te topas con alguno que tiene su mentalidad acerca de las fallas y su forma de verlas y de ahí no lo vas a sacar Pero yo en principio sí.

JM – Estábamos antes hablando de esa unión entre tu trabajo y un poco el captar la atención posiblemente de más visitantes o de incluso de los propios falleros, ¿quizás el fallero un poco deja de lado la falla como arte porque no le atrae? ¿no notas que tus trabajos pueden gustar más, pueden gustar menos por qué a lo mejor no se está en el punto adecuado de la vanguardia artística?

AN – Realmente esa atracción a lo que es la falla, lo que plantamos en la calle, yo sí que he percibido que ha ido bajando con los años. Yo recuerdo por ejemplo que en mi falla cuando yo tenía 10-12 años estabas esperando ahí en la calle que llegara el camión con la falla grande y aquello era un espectáculo. Me refiero había ansia.

JM – Sí antes lo principal era la plantà y ahora no…

AN – Ahora lo importante es plantar antes para que pueda comenzar la verbena. O bueno, también es lícito decir : oye vamos a plantar antes porque así nos vamos luego a ver fallas con el autobús. Lo veo bien, pero sí se ha perdido. Antes a los mejor podría haber un 50% de la comisión que le gustaba estar pendiente de cuándo venía el artista a plantar, de cuándo traía las primeras piezas, incluso de la visita. Ahora te puedes encontrar por falla una media de, yo que sé ¿diez personas? ¿ocho personas que son los que realmente le gusta la falla? El resto sí, van a visita y tal, pero… Yo recuerdo que antes la gente salía de las visitas de falla y esa ilusión duraba unos días y veías que la gente hablaba. Ahora la gente sale de las visitas y automáticamente a otra cosa mariposa. No digo que no valoren nuestro trabajo, pero no tiene el tirón que tenía antes. Si es culpa nuestra o por qué no lo sé.

JM – Se habla mucho de los materiales, pero a ti ¿te gusta más el cartón o el corcho?

AN – Yo es que soy muy nostálgico para ciertas cosas. Si yo tuviera que modelar en barro todo lo que modelamos en corcho hoy en día, inviable a nivel económico y nivel de tiempo. Inviable total. Pero yo echo mucho de menos el cartón, la verdad. No sé cómo explicarlo…

JM – …era un poco como la esencia de la falla, ¿no?…

AN – Si, si… estabas en el taller trabajando y es un material no muy cochino como lo es el corcho, que llegas a casa y te cambias y sigues como el confeti (risas)… Y aparte luego la cremà creas que no desviste bastante. Sí que es verdad que el cartón también contaminaba porque lleva trozos de tela, papeles… pero yo lo echo de menos porque era mucho más, no se… de hecho yo recuerdo ir a ver la falla de El Pilar y entrabas y respirabas… Ahora vas a una falla de Especial o a una falla de Primera, digo estas dos secciones por ser las más monumentales y no me entra ese gusanillo. Magníficos trabajos, espectaculares, ahí hay faena para aburrir, o a lo mejor son los años ya, pero le falta algo, las veo más frías. Ves trabajos de compañeros que perfectamente podrían haber firmado hace veinte años por el tipo de modelado, por la línea que tienen, por el estilo, son más clásicos.

JM – Y hablabas de la cremà que al final es la esencia real de la falla, que su fin es el fuego y sin embargo hemos corrompido creo yo la cremà. Al final es una cremà oscura y negra donde la parte más artística de la falla y su sino es justo estar rodeado de llamas de fuego y no de humo negro.

AN – También es verdad que la gente se va antes a casa (risas). Fuera bromas sí es cierto que si no fuera por el corcho los volúmenes que se hacen hoy en día no se harían. Ni la cantidad de fallas que se modelan completamente nuevas. Yo pienso que el corcho no tendría que haber salido del taller, el corcho tendría que haber servido para sustituir al barro, es decir, modelar sin tanta faena en los moldes  y seguir trabajando el cartón. Porque el corcho lo hemos gastado en detrimento nuestro, por eso digo que el 90% de los problemas que tenemos hoy en día los artistas los tenemos nosotros. No lo hemos gastado para decir: oye, voy a utilizarlo para hacer este remate que antes se hacía para una falla de Segunda de 4 metros, lo voy a hacer en corcho, voy a ahorrar tiempo, con lo cual voy a ganar dinero. Voy a poder vivir, no sobrevivir como lo estamos haciendo ahora. Lo hemos gastado para todo lo contrario: con esto me cunde más, lo voy a hacer no de cuatro, si no de 7 metros, a ver si así me sale una falla mejor o así puedo ganar… Bueno como todo, como internet tiene sus partes buenas y sus partes malas: la cremà desluce bastante. Si que es verdad que oyes a la gente, te lo comentan cuando vienen al taller a ver la falla te lo dicen: antes en la cremà veías la estructura, las piezas como se caían… Ahora se ha perdido un poco todo eso.

JM – Pero un poco es el signo de los artistas. La Historia del Arte nos habla de esas penurias del ser artista. Y lo peor de ser un artista es que encima no exponéis en grandes museos…

AN – No, porque siempre se nombra las Fallas o al ninot en sí como un arte de segunda, por así decirlo. Creo que tiene el mismo valor cualquier figura de cualquier compañero de las que llevan a la Exposición del Ninot, que cualquier obra de arte que se pueda exponer, ya sea un cuadro, una escultura o lo que sea. En el IVAM o en cualquier museo del mundo. Quizás este carácter folclórico que tiene todo el tema de fallas le quita, le resta valor. Yo estoy convencido que si cualquier obra nuestra la lleváramos a cualquier museo del mundo que no conocen esto realmente como se le conoce aquí, la gente yo creo que alucinaría.

JM – Al final un ninot es una escultura y vosotros sois grandes escultores y no se puede infravalorar una cosa que está hecha por un artista. Vosotros también tenéis que ser conocedores de vuestra valía y no ir a menos. Tenemos grandísimos artistas y los hemos tenido, pero nadie ha ido a un museo.  

AN – Sí, lo que siempre se ha hablado. Cuando te preguntan si eres fallero, hay ese menosprecio en el habla. En cuestión de falla o el ninot ocurre lo mismo. De hecho cuando la gente va al museo fallero o la ciudad fallera va a ver “ninots”. Pero cuando dices que vas al IVAM o al Guggenheim es otra cosa. Nosotros es otro tipo de arte: modelamos, pintamos… Es verdad que el tema de la indumentaria vuelve un poco a lo de antes, la culpa es un poco nuestra y de las instituciones. No hemos sabido poner en valor nosotros nuestro trabajo. Si nosotros no cobramos, para empezar, lo que toca por tu trabajo lo estamos infravalorando, lo estamos tirando por tierra. La indumentaria en quince años ha pegado un boom y ya no me refiero solamente en la cantidad de posibilidades de trajes y de estilos de trajes que te puedes hacer, si no en sí a lo que vale. Comparas lo que vale hacer un ninot por encargo y lo que te cuesta hacer un traje…

JM – …Hay trajes de falleras completos que valen más que una falla…

AN – Los materiales que se gastan para los trajes son carísimos. Pero en cuestión de horas de trabajo y de valía de la persona. Es como lo de cobrar 50 euros por apretar un tornillo. No es de apretarlo, si no de saber cuál se ha de apretar. ¿700 euros por un ninot? Hombre hay que saber trabajarlo, acabarlo, pintarlo, modelarlo… Si nosotros mismos no hemos sabido darle valor, luego nos quejamos que el ninot es algo como despectivo. Se habla del ninot como algo burlesco.

JM – Acabamos con algo positivo. ¿Las comisiones falleras deben abrirse a la modernidad, a cuidar al artista, una unión de tradición y vanguardia? ¿vamos por ese camino?

AN – Sí, es que no hay otra solución. En este caso el tema de comisiones y artistas somos dos y estamos obligados a entendernos sí o sí. Está claro que todos queremos tener la razón, todos nos creemos a veces con la verdad absoluta pero es que no hay otro camino. Las fallas son lo que son  con sus más y con sus menos. Pero sí que es verdad que es interesante lo que tú dices. Que no se pierda la esencia, pero pegarle un lavado de cara y que se adapte un poco a los tiempos que corren. Ya no solamente que se hagan más grandes o más pequeñas, si no cuestión de líneas y de propuestas. Porque eso a nosotros también nos puede abrir puertas a otros campos y cara al exterior, esa nueva oferta de lo que queremos plantar en la calle que no sea lo clásico, puede atraer a otro tipo de público y al final todo eso revierte en un beneficio para todos. Sí que es verdad que las Fallas siempre han sido una fiesta y un entorno… nos ha costado a todos, a todas las partes: somos muy anclados y muy “esto no se puede cambiar” porque siempre se ha hecho así… Esto se ha hecho así porque hubo un día que un señor dijo: vamos a hacerlo así. Pero llegará un día en que será: vamos a cambiarlo y a hacerlo de otra manera. Y que dentro de cincuenta años alguien dirá: es que esto siempre se ha hecho así y fue porque un señor lo cambió. Ni vestimos como hace ahora cincuenta años ni hablamos igual. Y realmente tampoco estamos haciendo las fallas como se hacían hace cincuenta años, pero si estamos en un punto a nivel global de dar otro pequeño pasito. Y nos llegaremos a entender porque si no no hay fiesta.

JM – ¿Fallas en Especial este año?

AN – No este año no. Supongo que estaremos en segunda, bueno hay que esperar al baremo.

JM – ¿Será la de mayor categoría que vas a tener este año?

AN – Pues no lo sé, porque tengo dos ahí a la par y no se si coincidirán dos en segunda, una en primera y otra en segunda.

JM – ¿Cuánto van a medir tus fallas? Es una broma… (risas)

AN – No, te voy a decir la verdad, yo me comprometí conmigo mismo a intentar reducir un poco yo también. Me he dado cuenta que en los últimos años he hecho barbaridades. No puedo estar dando “lecciones” o poniendo parrafadas en las RRSS y luego por la puerta de atrás metiendo más faena de lo que me están pagando, rompiendo el mercado. Yo creo que cuando uno abre la boca tiene que ser el primero que de ejemplo. Yo dentro de mis posibilidades intento hablar con las comisiones. Gracias a Dios tengo trabajo y hemos tenido muchísimas ofertas pero eso no quita que para mi taller cada año le cuesta más poder abrir las puertas cada día. Solución: yo prometo la misma entrega, la misma dedicación, los mismos acabados, el mismo compromiso y darle la misma importancia a la que esté en Séptima como a la que esté en Especial. Pero me tenéis que permitir que baje un poco el ritmo, que si no lo más probable tenga que decir de aquí a dos tres años os diga, con mucho dolor de mi corazón: me voy a otro sector porque no puedo vivir. Por el momento todo el mundo lo ha entendido, ya veremos a ver. No va a ser un recorte drástico. Intentar reducir un poco el volumen, porque además tenemos en infantiles hasta 3 metros! No es obligatoriamente hacer tres, lo único que hay que hacer es no hacerla de menos de 1,5m. Yo recuerdo hacer hace años fallas de 2,5m. y eran verdaderos bombones. El problema es que llega un momento que no llegas a disfrutar tampoco de la faena porque metes tanto en todas que vas asfixiado. Por eso necesito más tiempo para recrearme en cada falla y creo que eso será beneficioso para lo que plantemos.

Juan Meneses

Fotos: Sento Burguete/Don Falleret

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