Santi Muñoz, Sergio Lis y Fran Tarazona emiten comunicados expresando su mal estar por las carrozas de la Batalla de Flores
València, 5 junio de 2025 @donfalleret La Batalla de Flores de València, una celebración centenaria y colorista que debería ser la culminación festiva de julio, se tambalea entre decisiones opacas, malentendidos institucionales y el creciente desencanto de quienes le dan sentido: los artistas falleros. Los recientes comunicados de los que nos hacemos eco de Santi Muñoz, Sergio Lis y Fran Tarazona “Pamdenas”, evidencia una realidad que muchos prefieren ignorar: la Batalla de Flores está en crisis.
Y no por falta de ideas, creatividad o implicación de los artistas. Sino por una gestión municipal que, según denuncian los propios creadores, ha demostrado escasa sensibilidad, comunicación deficiente y una preocupante falta de transparencia.
Un proyecto que hablaba con barro y memoria
«DANA y 29024» no eran solo dos carrozas. Eran un homenaje. Un mensaje visual tejido con cañas reales arrastradas por la riada de 2019, aún cubiertas de barro, que buscaban rendir tributo a las víctimas de la DANA y a la solidaridad popular. Un proyecto con narrativa, estructura dual, y una intención artística clara. Su destino: la Categoría Especial A. Según explica en su comunicado Fran Tarazona “Pamdenas”.
Pero algo falló. El Ayuntamiento decidió mover una de las carrozas a la Categoría Especial B, dejando a su gemela fuera de competición. Una decisión incomprensible que, según los artistas, rompía el sentido completo del proyecto. Al ofrecer como alternativa su adaptación rápida y superficial, lo que se exigía —de forma implícita— era sacrificar el mensaje, la cohesión y el impacto.
Ante esa imposición, los creadores optaron por la renuncia. Y con ella, lanzaron un grito de auxilio: si la narrativa artística no cabe en las normas, algo está fallando.
SOS: cuando el artista se siente accesorio
En otro comunicado, firmado por Santi Muñoz y Sergio Lis, se denuncia un proceso de selección desinformado y mal comunicado. Su propuesta, titulada «SOS», pretendía precisamente llamar la atención sobre el deterioro de esta fiesta: una batalla cada vez más vacía de contenido, más fiestera que floral, y cada vez menos abierta a la innovación.
«Este año al Ayuntamiento no le interesó llamarnos uno por uno como otros años. Nos enteramos por la prensa de que nuestro proyecto no fue elegido», afirman con claridad.
Frente a la narrativa de que los artistas jóvenes han perdido el interés, Fran, Santi y Sergio responden con contundencia: «Disfrutamos cada fase del proceso. No es cierto que falte interés; se vislumbra una notable vitalidad entre quienes queremos aportar ideas nuevas sin abandonar la esencia artesanal.»
La batalla ya no es de flores, sino de criterios
La crítica más dura, sin embargo, no se dirige al rechazo de los proyectos, sino a cómo se gestionó todo el proceso. La falta de diálogo, la improvisación y la sensación de que los artistas falleros son un complemento prescindible —y no el corazón del evento— ha calado hondo.
El proyecto «SOS» no solo era estéticamente potente. Era un aviso. Un llamado a recuperar el protagonismo de las carrozas en un evento que se ha ido desplazando hacia la cena, la fiesta y la postal. ¿Dónde queda el trabajo artesanal? ¿Dónde el relato, la emoción, la crítica visual que siempre ha caracterizado a las Fallas?
Un Ayuntamiento que pierde aliados
El peligro no es que este año haya menos carrozas. Es que cada vez hay más artistas que deciden no volver a intentarlo. Y si la Batalla de Flores pierde a sus creadores, ya no será ni batalla ni flor. Será un acto vacío, decorativo, sin alma ni raíz.
Ambos comunicados hacen una última llamada: a recuperar el respeto por el trabajo artístico, a abrir procesos participativos reales, y a no olvidar tragedias como la DANA, que siguen vivas en la memoria de los talleres, aunque no en la agenda institucional.
