El aplazamiento de las fallas 2021, sin duda va a ser una herida mortal para la fiesta si se gestiona mal y no se da una mínima información básica y necesaria. Si a la problemática de los sectores que viven de la fiesta y que han visto como poco a poco tiendas y talleres han tenido que bajar la persiana por la incapacidad de sobrevivir a la falta de trabajo, le sumamos un segundo año con un futuro incierto, ahora se acentúa dicha carencia en las comisiones.
No olvidemos que los falleros son la razón de ser de las fallas y que nosotros con el pago de cuotas y loterías mantenemos vivos a estos sectores y el título de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y que con los escasos recursos que se tienen por la pandemia, y la casi inexistente ayuda de las autoridades competentes, son agotadores los esfuerzos económicos que el fallero tiene que asumir para mantener sus casales y la esencia fundamental de la fiesta. En nuestro caso en particular, hemos reducido prácticamente a la mitad las cuotas de los falleros y suprimido el beneficio de la lotería del Niño, con lo que los beneficios totales se han reducido considerablemente. No hay ingresos por publicidad.
La imposibilidad de abrir el casal, impide tener ingresos de barra o eventos que se puedan organizar. Estamos en negociaciones para una posible reducción del alquiler del casal, ya que el fallero ve como invierte su dinero solo para la manutención del casal y los gastos básicos como alquiler, luz, agua, IRPF, monumento… y a ciencia cierta el censo en Marzo volverá a verse reducido considerablemente ante la incerteza de una fecha segura para la posible celebración de las fallas 2021.
Sin una fecha segura de aplazamiento, volveremos a alargar el ejercicio hasta que se suponga que se pueden celebrar, y eso supondrá más meses sin ingresar cuotas y un cierre de ejercicio económico con más gastos de los previstos. Menos ingresos y más gastos… no hay que ser un erudito para ver que el perjudicado en todos los casos posibles, somos los falleros.
Y por otro lado está la parte sentimental, representantes que ven como su sueño se ve aplazado prórroga tras prórroga sabiendo que cuando lo puedan llegar a vivir, no será ni mucho menos como cabría esperar vivirlo en una situación normal. Juntas directivas que no han dejado de trabajar, y que no consiguen ver el culmen del trabajo bien hecho porque nunca llegan fallas. Presidentes que se rompen la cabeza haciendo y deshaciendo con cada nueva información o medida que sale para intentar hacer ver al fallero que se hace todo lo que se está al alcance y las circunstancias permiten. Y falleros que esperan como agua de mayo actos, presentaciones, proclamaciones y semanas falleras que no hacen más que verse aplazadas, pero no llegan. El desánimo empieza a ser palpable.
Quede dicho, que por supuesto y ante todo, siempre está la salud por delante de todo. De las fallas, y de cualquier otra festividad o acto público…
Pero esto ya no nos pilla a nadie de nuevos, y ya hay una vacuna administrándose y un calendario de vacunación. ¿Se tienen que aplazar las fallas porque así lo requiere la situación sanitaria? Pues se aplazan, y el mundo fallero lo sabremos encajar aunque nos cueste sobrevivir a otro golpe y muchos se queden por el camino. Pero si se quiere salvar la fiesta, hay que dar una fecha segura en cuanto se aplacen, teniendo en cuenta el calendario de vacunación, para que las comisiones puedan hacer cálculos, cábalas y previsiones. Para saber a qué nos enfrentamos y dar información clara a los falleros y no seguir pidiéndoles más saltos de fe. Para poder volver a invertir en todos esos comercios y sectores que viven de nuestra fiesta y que necesitan reactivarse económicamente. Para volver a despertar sentimientos y sueños que han quedado en un letargo demasiado prolongado.
Nos dieron el reconocimiento de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad tras muchas décadas de ver como nacían las fallas, las evolucionábamos, las hacíamos algo grandioso y espectacular y las elevábamos al pódium de las mejores fiestas del mundo. Ahora es momento de demostrar que nos lo merecíamos, salvándolas.
En definitiva y más breve y claramente: ¿aplazamiento de las fallas? Si, si así lo requiere la situación sanitaria, aunque cueste económicamente y nos duela sentimentalmente. Pero con los deberes hechos por parte de las autoridades competentes, y una fecha fijada en la que un gran porcentaje de la población esté vacunada.
Un no rotundo a una suspensión. En 2020 fue imposible de todas las maneras. En 2021 si se quiere, se puede.
Sergio Sánchez Ortiz
Presidente Falla de Museros